Objetivos:
- Adquirir confianza y agilidad en la resolución de problemas.
- Interiorizar las fases para resolver un problema.
- Desarrollar la competencia matemática.
- Posibilitar aprendizajes significativos mediante la resolución de problemas cercanos a la vida del alumno.
- Potenciar el pensamiento divergente.
¿Pero por qué debemos enseñar a nuestros alumnos a resolver problemas?
Más que enseñar a resolver problemas, se trata de enseñar a pensar matemáticamente, es decir, a ser capaz de abstraer y aplicar ideas matemáticas a un amplio rango de situaciones y, en este sentido, los propios problemas serán las "herramientas" que les llevarán a ello. La meta es que sean competentes matemáticamente.
Abordar la enseñanza bajo esta perspectiva es un proceso lento, que debe iniciarse en los primeros años a través de ir creando en el alumno una rutina que se lleve a cabo a lo largo de todos los cursos. Una rutina relacionada con la cultura de pensamiento, pues elevar el nivel de competencias de los niños es, actualmente, un objetivo primordial en nuestro sistema educativo. Descubrir las posibilidades de la propia capacidad para entender, razonar y aplicar correctamente los conocimientos adquiridos, son acciones que, convertidas en hábitos, facilitan la capacidad del alumnado para enfrentarse a la resolución de problemas en diferentes ámbitos.
Pero aquí me asalta otra pregunta...
¿Cuándo es el momento de iniciar a un alumno en la resolución de problemas? ¿Qué PRERREQUISITOS necesitamos para ello?
Pero aquí me asalta otra pregunta...
¿Cuándo es el momento de iniciar a un alumno en la resolución de problemas? ¿Qué PRERREQUISITOS necesitamos para ello?
- En primer lugar, es necesario que el alumno tenga un buen nivel comprensión oral y escrita, para resolver tanto problemas orales como escritos.
- Lo que también implica que el vocabulario del enunciado del problema sea adecuado al nivel y a los conocimiento previos que el alumno posea.
- En tercer lugar, será necesario que el alumno haya interiorizado la práctica del algoritmo que resuelve dicho problema.
- Y por último, y como consecuencia de todo lo anterior el reto deberá ser accesible para el niño.
Desde mi experiencia considero necesario incorporar a las fases anteriores una nueva: LA FASE DEL QUERER HACER, que implica curiosidad, iniciativa y querer observar el problema.
Por último, debemos tener presente que la única manera de aprender a resolver problemas es resolviendo problemas. Como dijo Polya "la resolución de problemas es un arte práctico, como nadar o tocar el piano. De la misma forma que es necesario introducirse en el agua para aprender a nadar, aprender a resolver problemas requiere invertir tiempo enfrentándose a ellos".
Diariamente los alumnos resuelven un problema en él que el protagonista es un compañero de la clase.
Se debe comenzar con problemas sencillos que despierten el interés del alumnado por ser resueltos, partiendo de sus conocimientos previos, ya que como decía Ausubel para la construcción de aprendizajes significativos es necesario que el alumno establezca una relación entre lo que ya sabe con lo que aprende. Por lo que se parte de experiencias cercanas en contextos funcionales relacionados con la vida diaria del alumno.
El problema es resuelto por el alumno protagonista del mismo, quien se encarga de leer el enunciado en voz alta, decir los datos del problema, la pregunta que nos plantea y resolverlo en la pizarra para que el resto de alumnos observen cómo lo ha resuelto el compañero y puedan opinar de dicha resolución.
Hay niños que resuelven los problemas con dibujos, otros con una sola operación, otros con dos o más operaciones, hay también algunos que no necesitan realizar ninguna operación,... lo que les lleva a pensar que en ocasiones la solución no es única y que hay diferentes caminos para resolver un problema.
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